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Los caballos migratorios de Gustavo Aceves


Publicación:21-10-2019
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Es precisamente en Italia donde el artista prosigue con su trabajo escultórico en torno a la migración, que culminará en México en el año 2021

El pintor mexicano Gustavo Aceves será galardonado en Italia con el Premio Lorenzo El Magnífico que reconoce una larga trayectoria en el trabajo del arte escultórico. Es precisamente en Italia donde el artista prosigue con su trabajo escultórico en torno a la migración, que culminará en México en el año 2021…

México.— El pintor mexicano Gustavo Aceves radica desde hace nueve años en Italia, lugar al que llegó para crear uno de sus proyectos más ambiciosos a la vez que reflexivo: Lapidarium, caballos monumentales que, al igual que los históricos Caballos de San Marcos, han recorrido parte del mundo para llevar un mensaje en torno al fenómeno migratorio, trabajo por el cual ha sido galardonado en la XII Edición de la Bienal de Florencia:

—Hay una forma del arte que aspira a volverse un testimonio del momento, justo lo que yo quisiera: que mi obra fuera un testimonio de lo que me toca vivir —dice a Notimex en entrevista telefónica desde Pietrasanta, una pequeña ciudad en la Toscana que crece en torno al trabajo artesanal de la escultura, cercana a Carrara, de donde un artista como Miguel Ángel obtuvo los bloques de mármol con los cuales elaboró las emblemáticas piezas del David y de La Piedad.

Gustavo Aceves (Ciudad de México, 1957) destaca que en ese lugar apoyan a los artistas, razón por la cual se trasladó a dicho sitio. Porque en París, donde empezó a plantearse, y a plantar, este proyecto, sencillamente no hubiera podido cristalizar (ni hablar de México, dice Gustavo Aceves). Y aunque aclara que no quiere parecer malinchista, la diferencia es notoria: en contraste con París o con México, estar en Pietrasanta le ha ahorrado tiempo al trabajar con artesanos de diversas dinastías dedicadas a esta labor:

—Trabajo simultáneamente varias piezas, porque no sólo utilizo el bronce, sino también esculpo en mármol y en cerámica, con muchas técnicas paralelas. Entonces, digamos que trabajo en diferentes lugares. No solamente estoy en Pietrasanta. También estoy fundiendo bronce en Torino o tallando madera cerca de Austria.

Labora normalmente de lunes a sábado:

—Descanso el domingo, porque soy creyente —dice entre carcajadas.

Además, se levanta muy temprano para iniciar su jornada pues desde hace ya más de una década su vida gira en torno a Lapidarium, proyecto que empezó a gestarlo en 2006 en París, aunque lo ha desarrollado completamente en Italia a partir de 2014, ocho años después.

La Cuadriga Triunfal

Gustavo Aceves precisa que Lapidarium nació en 2014 en la Bienal de Venecia, si bien ha ido cambiando conforme a las sedes expositoras. Comenzó en Italia presentando el proyecto, en 2015, con 21 caballos en la Puerta de Brandemburgo (Berlín, Alemania). En 2016, en Roma, se exhibieron 43 esculturas en El Foro Imperial, en el Coliseo y en el Mercado de Trajano. Ahora está ampliando el proyecto para trasladarlo a nuevas sedes:

—Cada pieza se adecua a la ciudad en su concepción histórica. En Berlín giró en torno al fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando se conmemoraron 70 años de aquello. En Roma la temática fue esperando a los bárbaros, que es siempre una referencia apegada al fenómeno migratorio. El número de piezas también va en aumento.

Lapidarium está inspirado en la historia particular de los Caballos de San Marcos, también conocidos en su conjunto como La Cuadriga Triunfal, conformada por cuatro estatuas de caballos elaboradas en bronce que parten de un monumento que representaba un carruaje que a la vez metaforiza ciudades entrelazadas estrechamente por el fenómeno migratorio:

—En Grecia los romanos tomaron los Caballos de San Marcos para llevarlos a Roma, después a Constantinopla y a Turquía; luego los veneraron en Venecia, tras lo cual llegaron a Napoleón quien los llevó a París, pero cuando perdió Waterloo se los quitaron para regresarlos a Venecia. Posteriormente los pusieron en Nueva York, en el Metropolitan, y después en París, en el Museo del Louvre.

La ruta no culmina ahí.

Antes de colocarse en su última morada (la Basílica de San Marcos), los Caballos también llegaron a la Ciudad de México, donde estuvieron expuestos en el Palacio de Bellas Artes. En dos años más, en 2021, las obras de Lapidarium estarán en la capital mexicana y en París; pero previamente engalanarán la Ciudad de los Rascacielos y Grecia, en 2020.

—De momento prefiero no hablar sobre el sitio en donde estarán entre agosto y septiembre de 2021 en México, porque quiero que sea una sorpresa, así como el lugar en donde serán colocados; pero en Nueva York estamos hablando de piezas monumentales que voy a exponer en diferentes partes: son mucho más grandes que las de Berlín y Roma.

Para trabajar estas nuevas piezas se mudará a Estados Unidos el próximo mes. Una vez establecido en Nueva York, comenzará a trabajar en su obra. Las piezas que ahora tiene en Italia están guardadas en una bodega, pero algunas de ellas las exhibió en Florencia para la entrega del reconocimiento al que se hizo acreedor:

—El tamaño depende del espacio donde se puedan exponer. Por ejemplo, para la Puerta de Brandemburgo hay una pieza de 20 metros porque fue necesario hacer una grande para ese lugar. En Roma variaba según el espacio: había de tres o cinco metros, mientras que en el Coliseo y en Mercado también fueron piezas monumentales de 20 metros.

Lapidarium en Roma

Premio Lorenzo El Magnífico

El Premio Lorenzo El Magnífico por su carrera escultórica se lo entregan a Gustavo Aceves hoy, domingo 20 de octubre, en el marco de la Bienal de Florencia de Arte Contemporáneo. Este galardón se ofrece a los artistas con una larga y creativa trayectoria:

—Es un premio que a mí me honra mucho, porque tiene su prestigio —dice el escultor mexicano.

Gustavo Aceves desconoce si es el primer mexicano que lo recibe e incluso se dice bastante sorprendido de que se lo hayan otorgado porque, aunque él es básicamente pintor, es a su carrera como escultor por el proyecto Lapidarium por el que lo reconocen. Lo premian no sólo por la “calidad estética”, sino también por “el contenido artístico”:

—Están premiando un proyecto en el que tengo la intención de crear conciencia en el caos y la barbarie que se está viviendo con relación a los inmigrantes. En nuestro propio país nos estamos volviendo casi los fiscales que hacen el trabajo sucio de la policía norteamericana: la frontera sur de México es una vergüenza, una barbaridad lo que está sucediendo ahí.

A lo largo de su carrera, Gustavo Aceves ha tenido varios reconocimientos que en el momento en que se los dieron para él fueron “muy alentadores”, porque le ayudaron a seguir adelante. Entre ellos recuerda haber recibido tres veces el Premio Nacional de Arte Joven y el de la Bienal de Dibujo en México; sin embargo, el que acaban de otorgarle lo deja “satisfecho” por su significado:

—El Premio Lorenzo El Magnífico enaltece la parte humanitaria del arte, es el escenario que creó Lorenzo de Médici [1449-1492] para artistas. Gracias a ese apoyo financiero es que hubo un desarrollo en Florencia, el más importante del mundo. Con él se crea la Cúpula de Brunelesky, y nacen o surgen o se hacen presentes artistas que lo rodeaban como Andrea Mantegna, Leonardo da Vinci, Bramante, arquitectos importantísimos de la época. Fue el momento más alto de la cultura pilar en Florencia.

Lapidarium en Berlín

De vuelta a la soledad

Después de concluir con el proyecto escultórico Lapidarium, Gustavo Aceves indica que le gustaría regresar a la pintura, que es lo suyo. En la pintura no depende de nadie más que de sí mismo, ya que hasta el momento sólo las maquetas de sus creaciones escultóricas son las que trabaja sin apoyo:

—Me falta esa parte de la soledad del pintor. Sí la extraño, porque en la escultura es muy difícil trabajar solo: es algo colectivo, debo trabajar como con 40 personas al día entre artesanos, herreros y otras personas que se encuentran detrás de cada obra.

Gustavo Aceves se describe como un pintor, de lo cual resulta la parte escultórica, si bien en este trabajo resuelve la obra como una pieza única, no hace ediciones ni se basa en moldes para hacer una repetición como normalmente acostumbran hacer los escultores. Las de Lapidarium son piezas “exclusivas”:

—Hace tiempo en la pintura me volví monocromático. Hace muchos años que dejé de pintar con color. Todavía no encuentro la razón, porque sencillamente así sucedió. Pero me cuesta mucho trabajo pensar en color en la pintura. En cambio, en la escultura sí es importante para mí. Porque hay una evolución de las esculturas desde la materia hasta el color de ésta.

Explica que en la escultura necesitaba llegar al rojo, pero no quería hacer bronces pintándolos de rojo, que “es lo más sencillo”. Por eso desarrolló la técnica del fierro fundido a 1,400 grados de calor para hacer las esculturas con “el color natural” para que después, cuando la lluvia y el viento empiezan a oxidar el material usado, aparezca “el rojo bellísimo” que buscaba.

Finalmente, Gustavo Aceves dice que la vez más reciente que estuvo en México fue hace aproximadamente medio año, y aunque visitó la capital del país no tuvo tiempo de ir a la casa que tiene cerca de Guanajuato, a la cual no va desde hace tres años:

—En Italia es muy difícil que haya un acto de xenofobia. La relación que hay con México es inminentemente cultural e histórica. No puedo decir que me siento como en mi casa, eso es muy difícil; pero sí puedo decir que me siento bien y en armonía con un espacio donde trabajo.

—¿Pero cómo se siente artísticamente?

—Trabajo mucho, porque soy curioso de las piezas que van saliendo. Entonces digamos que ahorita es cuando empiezo a sentirme más cercano a lo que estaba buscando hacer con una escultura.

En lo personal, cita a su amigo el poeta jalisciense Ricardo Castillo:

—“Suelo ser feliz, no sé si injustificadamente”. Digamos que sigue siendo un lema en mi vida esa línea del poema.



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