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Cultural Literatura


Analizan escritores producción de guiones


Publicación:03-12-2019
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Hablaron de la relación que han tenido con los guiones de sus cintas.

Monterrey, NL..-La forma de construir un guión es crucial para el éxito de una cinta. Estas estrategias y metodologías formaron parte de la conversación entre Alejandra Moffat, Samuel Kishi y Josh Candia durante el Primer Encuentro de Cine de Nuevo León. Eco: Pensar para realizar. 

 Dichos escritores participaron en el panel titulado La Raíz, principio del relato. Narrar desde el ombligo, hablando de la relación que han tenido con los guiones de sus cintas. 

 La chilena Alejandra Moffat, autora de Las cartas que escribí y nunca envié, de José Luis Torres Leiva, explica que solo se involucra en una producción si tiene algo que aportar. 

 “Mi primer diagnóstico es responder la pregunta: ‘¿tengo algo que aportar’’, y eso uno lo sabe inmediatamente… los proyectos en los que me involucro es cuando en la conversación que tengo previa con quienes harán la película de repente me doy cuenta que estoy sintiendo la película como si fuera mía”, expresó Moffat. 

 Samuel Kishi, escritor y director de Somos Mari Pepa, que se proyectó dentro de las actividades del encuentro, habló de la experiencia y sobre cómo los guionistas y directores deben permitir sugerencias y hacer modificaciones si es necesario. 

 “Tenemos que ser muy abiertos y dejar atrás el ego del director que dice ‘me están confrontando’. Siempre trato de involucrar a las personas que trabajan en la cinta para que sepan qué historia estoy contando. Ver la forma de que los personajes sean tridimensionales y no un cliché, cuando detectas una falla investigar más y pedir ayuda”, profundizó. 

 En el caso de Moffat, cuando se trata de escribir en colaboración, como lo ha hecho en La casa lobo, de Joaquín Cociña y Cristóbal León, y Une histoire sans destin, de Enrique Ramírez, la clave está en la confianza para dejar que la contraparte trabaje con libertad. 

 “En la coescritora lo más importante es la confianza, saber que el otro puede quedarse dos semanas con el archivo y cambiar cosas, pero saber que no te tiene que estar llamando, lo encontraría absurdo. Yo trabajo con quienes confío plenamente y que, cuando abro el archivo, lo hago pensando ‘¿qué cambios sabrosos traerá?’… si no es así, no puedes ser coescritor, tiene que ver con la confianza y la conexión que puedes tener con la película”, finalizó 



« Redacción »