Gonzalo Martré recibe homenaje en Bellas Artes

México.— Con una Sala Manuel M. Ponce que se adornó de aplausos que no cesaron en manos de los asistentes que crearon un auditorio lleno, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) rindió un homenaje al escritor y periodista satírico mexicano Gonzalo Martré (Metztitlán, Hidalgo; 1928).

      “Este homenaje significa la culminación de toda mi carreta literaria que ha durado 51 años. No habrá otro”, apuntó el autor que, al terminar la celebración, recibió innumerables muestras de cariño por parte de sus amigos, familiares, así como de lectores y el público que se dio cita esta tarde en el Palacio de Bellas Artes.

      Durante el homenaje, en el que participaron Roberto López Moreno, Patricia Cabrera López, Carlos Gómez Carro y María Ángeles Juárez Téllez, el escritor hidalguense expresó que se sentía feliz de ver reunidos a sus amigos escritores y agradeció que más de uno se tomara el tiempo de explorar y releer su obra para hacer un breve comentario.

      Gonzalo Martré se mostró generoso con el público asistente, regaló 150 ejemplares de una de sus publicaciones, sin embargo, este número no fue suficiente para el gran número de personas que se dieron cita. También, al final del evento, uno de los asistentes acompañó el cierre con su guitarra e interpretó un tema dedicado especialmente para el homenajeado.

      Por su parte, Leticia Luna, coordinadora Nacional de Literatura del INBAL, destacó que Gonzalo Martré es un narrador nato que ha sabido plasmar por escrito todo eso que ve y escucha con asombro “y así lo ha hecho desde 1967 cuando publicó su primer libro de cuentos Los endemoniados”.

      “Desde entonces, a lo largo de por lo menos cinco décadas, su obra ha reflejado el lenguaje y costumbres de esta ciudad. Autor de cuento, crónica y ensayo, aunque en su obra predomina la novela, tiene por lo menos una treintena de libros publicados", también, lo describió como un escritor y crítico agudo, "quien ha observado con amplia mirada su entorno para hablarnos de las costureras debajo de los escombros, de los rumberos de ayer, del movimiento estudiantil o de la Zona Rosa”, en un mapa narrativo de los rincones geográficos y sociales de esta ciudad.