banner edicion impresa

Cultural Más Cultural


Dichoso tú, porque has creído


Publicación:22-12-2019
++--

Entonces José hizo lo que Dios, por medio del ángel, le pedía.

El Evangelio de este IV domingo de Adviento nos presenta la “génesis de Jesús” según Mateo. Cada vez queda más atrás la interpretación tradicional que ve a José presa de la sospecha al ver que su esposa María está encinta. En realidad, José es presa del temor ante la irrupción de Dios en su vida y en toda la historia humana. Estamos ante el acontecimiento más grande de la historia: la entrada de Dios en persona en ella.

José está a punto de llevar a María su mujer a vivir consigo cuando se entera de que ella espera un hijo, que obviamente no es hijo suyo. ¿Cuál es la reacción de cualquier hombre normal ante un hecho semejante? Cualquier hombre normal reacciona con indignación, frustración, despecho, pena, etc.; pero no con temor. Lo que siente José, en cambio, es precisamente temor. ¿Por qué temor? Ya lo hemos dicho: porque él sabe cuál es la identidad del niño que ha sido engendrado en María y sabe también por obra de quién ha sido engendrado. Es lo que sabemos también nosotros que leemos: “Antes de empezar a vivir juntos ellos, María se encontró encinta por obra del Espíritu Santo”. ¿Cómo lo sabe José? La respuesta obvia es: María se lo dijo, tan pronto como ocurrió. José era su esposo y esto es lo normal en una esposa fiel. El evangelista no lo dice expresamente, porque lo da por obvio. Además, los esposos debían vivir juntos los nueve meses del embarazo para evitar toda malediciencia.

Si Dios ha elegido a María, su esposa, para la excelsa misión de ser la madre del Salvador, sería presunción seguir insistiendo en ser su esposo y más aun pretender ser el padre de ese niño. José es un hombre justo y no pretende nada de eso. Al contrario, siente temor ante esa posibilidad. Y decide dejar a María, para que se realice en ella lo que Dios tiene dispuesto, sin que él sea estorbo. Pero Dios también tenía planes sobre él. En encabezamiento del Evangelio cualifica a Jesús como “Cristo, hijo de David, hijo de Abraham” (Mt 1,1). ¿Por qué camino puede ser “hijo de David”, si él no tiene padre en esta tierra? Era necesario darlo como hijo a un hombre que fuera “hijo de David”. Y esto es lo que hace Dios por medio del ángel que se aparece a José en sueños.

El ángel lo llama: “José, hijo de David”, acentuando esta filiación. Y agrega: “No temas tomar contigo a María, tu mujer”. Es el relato de una vocación. José es invitado a seguir adelante en su proyecto de tomar a María consigo, porque él tendrá la misión de ser el padre de ese niño: “Tú le pondrás por nombre Jesús”. Observemos que el ángel no le dice: “No te resistas” o “no dejes de tomarla”, sino claramente: “No temas”. Entonces José hizo lo que Dios, por medio del ángel, le pedía.

Una última observación. Si José hubiera ignorado el origen del embarazo de María y su actitud hubiera sido la sospecha o la duda o simplemente estuviera suspendiendo el juicio respecto de ella, al ser informado por el ángel sobre la verdad, su reacción normal, humana, habría sido alguna exclamación, por mínima que sea, de alivio, por ejemplo: “¡Menos mal!”. Si en el relato no hay nada de esto es porque José ya sabe el origen de ese niño, lo sabe por boca de María y, sobre todo, cree que lo que ella le dice es verdad y no tiene ninguna sospecha. Igual que su santísima esposa, también él merece la bienaventuranza. “Dichoso tú, porque has creído”.



« Redacción »