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Migrantes cubanos se integran a economía juarense


Publicación:04-01-2020
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De no ser aceptados se quedarían en México a trabajar

Los migrantes cubanos que arribaron a esta ciudad con la esperanza de ser asilados en Estados Unidos, decidieron, mientras se alagra la espera, integrarse a la economía juarense.

Se les observa en el centro de la localidad, se desempeñan como vendedores de comida o artesanías en la vía pública; también como peluqueros y empleados en los negocios locales, ya sea en la tiendas de conveniencia, o en los pequeños establecimientos o los mercados.

Los más avezados ya instalaron un pequeño puesto ambulante donde expenden frituras de recetas cubanas: la gente local ha aceptado de buen agrado la nueva propuesta gastronómica de comida rápida.

Sonrientes y amables, ofrecen gratis la prueba de su comida para que la gente conozca su sabor y con suerte les compren las pequeñas tortitas fritas elaboradas con harina de maíz, aderezadas con salsas y queso fresco.

Se arman corrillos alrededor de la estufa rodante a donde llegan los consumidores, quienes mientras conversan, consumen el producto con toque cubano.

Antonio Moreno Herrera junto con otro cubano y un mexicano preparan las tortitas de maíz y las venden a unas cuadras de la plaza principal de Juárez.

Moreno comparte que México se está perdiendo de contratar a gente calificada para trabajar como ingenieros, médicos, farmacéuticos, expertos en electricidad, que han rentado casas a la espera de ingresar legalmente a Estados Unidos.

Uno de ellos, es médico de profesión, fue a un hospital a buscar trabajo pero le dijeron que no tiene documentos para laborar en México; es uno de los 180 galenos cubanos que trabajaban en Venezuela, de los cuales 18 desertaron y llegaron a México; él vende artesanías mientras se resuelve su petición de asilo.

Renier Hernández Hernández, es otro isleño que labora en una barbería al interior de la plaza de la tecnología.Originario de Camagüey de donde salió el nueve de mayo y le llevó ocho días llegar a esta frontera después de arribar a Nicaragua y de ahí en un autobús hasta Ciudad Juárez.

“Estuve cinco meses aquí y me fui tres meses a Nogales, pero tuve que regresar porque me regresaron aquí por las leyes, el convenio entre Estados Unidos y México, te regresan a esperar la cita en la Corte aquí” señala con respecto al trámite para obtener el asilo en el vecino país. 

Estudió electricidad en Cuba y tomó un curso de barbería. “A través de un amigo me enteré que estaban solicitando un barbero y llegué aquí y me dieron el trabajo”.

Explicó que Nicaragua les da libre visado a los cubanos que quieran salir de su país, es la primera vez que sale de la isla y se le hace muy diferente el mundo que dejó en Cuba y lo que está viviendo en México.

“Me va bien, un poco calmado hoy por el 31, el fin de año, pero bien, bien”, dice al explicar que por cada corte se lleva la mitad de lo que paga el cliente, y el resto es para el dueño del local.

Añadió que debe haber alguno que otro cubano en las colonias de Ciudad Juárez, pero están concentrados en el centro “donde hay mucho trabajo”, dijo.

“Una opción es quedarme a vivir en México si no puedo cruzar me quedo aquí. Me han tratado bien hasta ahora, gracias a Dios”.

Admite sentir añoranza por sus seres queridos, pero no por las condiciones en que sobrevivía en su país.

“Sí claro, lo que más se extraña es la familia, mi padre, mi mamá, mis hermanos, pero estando el país así no hay mucho qué extrañar”, dijo Renier Hernández.

Procedente de Guantánamo, donde Estados Unidos tiene la base militar en la isla, Claudia Borges Hernández, de profesión farmacéutica, dedica su tiempo a trabajar en un local de venta de lentes.

Ella llegó a Juárez acompañada de su esposo, pero a él sí le dieron el permiso para irse a Miami, Florida y ella aguarda a la cita que tiene en la Corte en el marzo para ver si le dan o no, el ansiado asilo.

“Llegamos el 15 de mayo y después me sacaron para acá el 24 de junio –explica-, he tenido varias citas y ahora tengo una en marzo. He trabajado, pero lo que quisiera es irme para Estados Unidos con mi esposo”.

Dijo que su vida es del trabajo a su casa y viceversa porque no quiere correr ningún peligro, “llego a las nueve y a las siete de la noche salgo a mi casa”, detalló.

Orbelis Martínez Díaz, también es de Guantánamo, llegó hace nueve meses y hace uno es el encargado de una pequeña zapatería localizada en una esquina del centro juarense.

“Quería hacer eso porque así pasa el tiempo y uno se aliviana mejor. He ido tres veces a la Corte y me toca el tres de marzo otra vez. En la Corte no me hacen preguntas, me dieron la papelería para que la llene en inglés y entre a entregarla. Todo el por qué, todo lo que sientas, de dónde vienes, las propiedades que tengas”.

Explicó que su salida de Cuba es debido a los problemas políticos y económicos.

“De la economía en Cuba no se ven resultados, es dura la vida, tengo 23 años, me gradué como tornero, pero ganaba 200 pesos mensuales, eso no da para nada”, finalizó al decir que se quedaría en México si no logra permanecer en el vecino país.



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