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Legal General


Inquietud de la justicia lo lleva a estudiar Derecho


Publicación:20-01-2020
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“Siempre tuve la inquietud de la justicia y se nos daba ir a las colonias y ver los problemas y necesidades de ellos y muchos eran cuestiones jurídicas"

La búsqueda de una mejora social desde una etapa temprana de su vida y el fuerte activismo social en el que se desenvolvía en el México de los 70’s, hace que Juan José Balderas Perales opte por ser jurista, y desempeñarse siempre con suma empatía.

Juan José Balderas Perales es un hombre hecho por sí mismo, nacido un 18 de octubre de 1973 logra de grande estudiar y egresar de la carrera de Derecho de la UANL  en la Generación 82-87.

Y conforme  a su visión de un mejor estado de derecho, siempre ha trabajo así, con la gente, inclusive aún desde antes de estudiar derecho fue practicando la carrera.

A él se le  dio más la especialización de Derecho Civil  y todo lo que vienen siendo asuntos de terrenos y escrituras, pero desde el activismo civil y movimientos estudiantiles él ya trabajaba con los más necesitados.

Desde la Prepa 9, ahí  le  tocaron varios movimientos sociales,  muchos ya colocados, porque fue una escuelita, y de ahí se  fue con la inquietud de la justicia, y aunque muchos de sus compañeros estudiaron  periodismo y otros la política, él optó por derecho por la mejora social e integral.

“Siempre tuve la inquietud de la justicia y se nos daba ir a las colonias y ver los problemas y necesidades de ellos y muchos eran cuestiones jurídicas, así empezamos con un abogado litigando o viendo porque como yo era muy chico lo laboral, sindicatos y colonias populares”.

“Yo era muy estudioso y en la junta no veía mucho litigio, eran muchos arreglos, entonces en frente de mi casa había unos juzgados familiares y civiles acá por el penal y estaba también el penal del topo chico”.

“Empezamos a juntarnos varios muchachos que querían litigar, y no que no se conformaban con el estudio y que ya tenían la idea de que serían abogados, empezamos a ir ahí y conocimos a otros abogados y nos llevaban a audiencias e íbamos a su despacho y nos enseñaba a dictar, ahí estaba la práctica”.

Siempre se relacionó con abogados en laboral porque iba a los sindicatos, esto en una etapa de su vida cuando estaba en aquel entonces con  el Licenciado Paulino Sánchez y después en el 85 con  el Licenciado Magallanes.

Ahí  iba a su oficina y había grupos de sindicalistas y por ese lado empezamos a interesarnos más en la cuestión legal.

Y entre muchas de las fuertes recomendaciones estaban las de aprender y aprender, pero sobre todo jamás dejar de aprender.

“Ahí era escuchar, la inquietud de litigar era en las oficinas que estaban en topo chico, ya empieza uno a leer expedientes, se me hace más interesante aquello que lo laboral porque laboral eran cuatro renglones y ahí quedaba, y acá eran grandes litigios y estudiar casos y se te quedaba por inercia como hablaban y lo que decía ahí, como que te lo grababas y empezabas a hablar de memoria, con cosas como demandas o apelaciones”.

“Entonces no me atreví a las demandas porque muchos redactaban en machote y a mí se me dio siempre hacer un borrador. Yo vengo de esa generación que hacías un borrador, cuando muchos agarraban un machote”.

“En realidad, íbamos con él a colaborar los sindicalistas y todo, ahí estuvimos como unos dos años más o menos, pero como quiera lo sigo viendo y compartimos negocios”.

Ahí algunos de sus  amigos si se quedaron y duraron toda la vida con el Licenciado Magallanes o bien con el Licenciado Paulino, pero él deseaba algo más.

“Yo era más inquieto. Los que se quedaron ahí con el seguían siendo dependientes, y yo pienso que un abogado se tiene que hacer solo y tener la responsabilidad de llevar el caso, entonces igual que cualquier aprendizaje tienes que aprender a analizar los problemas y resolverlos tú”.

“Yo veo que la desventaja de entrar a un despacho es que siempre vas a depender del jefe y el jefe te va resolver los problemas, por eso empecé a andar solo y mi inquietud era aprender”.

“Yo al siguiente le preguntaba y le decías que "hay que hacer esto" y ya últimamente le dices "traigas esto" porque muchas veces conozco amigos que dicen "déjame lo estudio" y yo les digo que si vienen contigo les dices qué tienen que traer. A eso viene el cliente, para que les demos soluciones, para eso estudiamos las leyes. La estrategia ya debe estar hecha”.

“Desde la prepa 9 manejábamos grupos, manejábamos movimiento y sabíamos cómo le íbamos a entrar, ya traes la capacidad de resolver problemas no de uno sino de grupos porque íbamos a colonias y sindicatos con gente más grande, luego lo aterrizas y esto es una manera de vivir, es un oficio y entonces ya le dices al cliente qué traer”.

Dicho lo anterior en su etapa como litigante, que ha sido toda su vida, logra tener un  despacho en  la Colonia La Granja Sanitaria donde  los vecinos les prestaban un lugar donde laborar, donde  redactaban los oficios, donde hizo amistades solidas con tres muchachos abogados más.

“Todavía que éramos pasantes y después de ahí cuando hay un problema ahí nos desalojan y nos venimos acá a Rodrigo Gómez, frente del penal y estuvimos como 5 o 10 años, pero yo vivo detrás entonces puedo atender desde mi casa, estoy como a cuatro calles”.

“Allá por el 97 el municipio tenía un programa que rentaba oficinas y ahí estuve tres años por el mercado Juárez, y ahorita pues volví a mi casa, pues no pegó porque esa oficina estaba en el segundo piso del mercado, y la gente iba al mercado y no subía entonces prefería irme a mi casa”.

Para el jurista el tener su propio despacho es una aventura de todos los días, de hacerse de clientes, de buscar expedientes en los juzgados, de conocer más gente y estudiar cada vez más los nuevos asuntos que se le presentan.

“Es muy apasionante pero aparte es una inquietud diaria porque no terminas de aprender y no terminas de trabajar porque hay asuntos que muchas veces la inteligencia de uno no te da la respuesta y entonces hasta en la noche estas estudiando o leyendo y lo traes aquí dándole vuelta como un molino y de repente surge la chispa”.

“Algo parecido a cuando inventas algo y llega el cliente y ya lo trajeron varios abogados y luego vienen contigo”.

“El asunto es la inquietud, que te nazca la inquietud de la profesión y no dejar un problema sin resolver”.

“Le digo a un amigo que me ahora tenemos esta ventaja y le preguntamos a la computadora, pero el problema es que la computadora no te va decir qué quieres, tú sabes qué le quieres preguntas y qué quieres resolver y a veces la computadora de da la respuesta o te da una idea de cómo le vas a hacer porque ya vienen las demandas hechas o sentencias y jurisprudencias o asuntos resueltos y ya nomás agarras. Yo tengo la ventaja de que como me acostumbre a ser un borrador yo no copio y hay algunos que nomás copian y no sale. Lo correcto es que lo leas y veas como vienen las palabras. Agarras la hojita y te pones a hacer tu borrador y acomodas lo que tú traes”.

A decir del jurista la nuevas tecnologías han mermado en mucho a que los abogados mejoren,  en que piensen, eso si todo lo tienen a acceso muy pronto, pero no les da la oportunidad de crecer mejor, de desenvolverse magistralmente.

“Siempre he dicho que un defecto que tienen las generaciones actuales es que no aprendieron a escribir o a analizar o resolver casos concretos, se atienden a que la computadora de va resolver, y muchas veces no es así. El redactar primero te enseña a pensar y analizar, pero por ejemplo los libros te enseñan también a analizar palabra por palabra y luego vaciarlos, la generación de hoy no, ya lo trae ahí”.

“La otra cuestión, la facilidad verbal es un tema también. Por ejemplo, yo lo que hacía para aprenderme el léxico era que lo leía en voz alta y luego ya se te quedaba y nomás soltabas, todavía, los abogados teníamos la costumbre de que como no había computadora le dictabas a la secretaria, hacías el borrador y luego lo dictabas. Entonces aprendes a redactar ya abalar el léxico del abogado de memoria, entonces hoy con los juicios orales ese es el problema, cómo va a hacer un juicio oral si el abogado no aprendió lo que a decir y no lo redactó por escrito, pues no tiene la costumbre de manejar el léxico, entonces ahí es donde se atoran en los juicios orales, porque una cosa que tú seas buen orador y otra es que aprendas el léxico de la retórica jurídica y pensar de una manera lógica”.

Además de que  un tema asunto muy frecuente de los abogados es que dicen una cosa y tratan de aprobarlo con un documento distinto, entonces eso genera pifias legales.

“Como litigante en un caso, de ahí te agarras porque te presentó un documento donde dice que adquirió cinco lotes y presenta recibos de un lote y luego dices que te lo traspasó tu suegra pero los recibos están a nombre de una persona que tú dices que es su esposo pero que es su concubino y no hay una congruencia lógica, se llama falacia lógica, o argumentos irrelevantes que le llaman en la cuestión jurídica, donde la prueba no tiene nada que ver con lo que tú trataste de aprobar, y es parte de esta disyuntiva, entonces acuérdate que en un principio se llama beneficio de la duda y en caso de duda debe de absolverse pues es una teoría de descartes, si por ejemplo yo no puedo probar que eres culpable entonces lo tengo que absolver, y en materia civil no pues todo es prueba plena, ya cuando ahí llegas es porque tienes probado lo que vas a litigar, es un requisito, le llaman el documento base de la acción en materia civil si no le dan trámite, y muchos abogados presentan la demanda sin que tengan el documento base de acción, en materia civil hay dos cosas que puedes hacer si no tienes el documento: una interpelación judicial para probar de una manera presuntiva, o tienes una interpelación judicial aunque no tengas el documento o medio preparatorio, aunque no tengas el documento para requerirle y que reconozca el contrato que celebraste con él y puedes anexar recibos o puedas preguntar o requerirle y muchos abogados se van de lleno al procedimiento ordinario, y como requieren prueba plena lo más seguro es que pierdan el juicio”.

Bajo esta visión de mejora y sano crecimiento legal es necesario que los juristas tengan en mente la capacitación constante, asumir retos y concretar metas.

“de retos veo que los abogados deben de preparar dos cosas: aprender a redactar y aprender a pensar como abogado, porque las nuevas generaciones no lo traen con las cuestiones tecnológicas, entonces yo diría que la universidad tiene que enfocarse en eso, en la inteligencia verbal y en la de redactar, son dos materias que debe tener la universidad, y yo me he encontrado que hay maestros que dan clases de redacción pero que nunca han litigado. En doctorado hay maestros que no te saben hacer una demanda y hay abogados que no te saben hacer un tema completo, esto es lo que hay que trabajar en la universidad”.

“Había un maestro que decía “es que no te enseñan porque vas a ser un adversario fuerte si te dicen todo lo que sabe”, cuando empiezo a litigar me doy cuenta que no sabía, no te enseñaban porque no sabían, y otra cosa es que tampoco tenían un método pedagógico o una didáctica para enseñarte, simplemente no sabían, entonces me los tomo en el litigio y simplemente no lo sabían. Entonces te metías al despacho y el que te invitaba o el titular estaba más enfocado en resolverlo él, entonces generalmente entras y no te van a pagar ni dar participación, y tampoco vas a aprender, yo me di cuenta de eso y me salí, y empecé a litigar todas las materias desde civil, penal, laboral, mercantil, fiscal, agrario, electoral”.

Hoy en día desde el despacho  ubicado en la calle Mariano Cabrera y Martínez Campos nuestro entrevistado  ha logrado llevar casos de  pelea de terrenos  como el de la Colonia  Nueva Castilla.

Además del orden de derecho político y electoral y familiar, siempre con la visión de asumir un asunto y llevarlo hasta el fin.

Nombre.- Juan José Balderas Perales

Fecha de Nacimiento.- 18 de octubre de 1973.

-Es egresado  de la Carrera de Derecho de la UANL  en la Generación 82-87.



« El Porvenir/ Alberto Medina »
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