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Nacional Educación


Busca estudiante del Tec ser astronauta


Publicación:20-01-2020
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Mexicana desarrolla tecnología espacial

CIUDAD DE MÉXICO.- Hibeth Grijalva, estudiante de Ingeniería Mecatrónica en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, campus Tampico, creó una página web llamada Space Mission Japan para cumplir su sueño de ser astronauta y participar en tres programas aeroespaciales y de robótica en Japón.
Hace dos años Hibeth aplicó para hacer una investigación aeroespacial con el académico del Tec Sajjad Keshkar en las instalaciones de la Tokyo Metropolitan University. En dos semanas aprendió con videos de YouTube y libros a hacer diseños, impresiones y ensamblajes de piezas en 3D. Así quedó seleccionada y el programa le ofreció alojarse en sus instalaciones, por lo que su familia debía conseguir el resto de los recursos.
Con ayuda de sus tíos, abuelos y primos, la joven logró ir el mes de estancia a Japón sin precariedades, aunque con algunas deudas que aún debe pagar. Hibeth desarrolló su primer giraescopio, invento que ayuda a mantener la posición de los satélites y que llevará consigo en su segunda visita al país, tras haber sido invitada por Keshkar y un amigo de él a tres programas aeroespaciales que se realizarán del 13 de enero a junio de este año. Estos proyectos buscan capacitar a los jóvenes en tecnologías avanzadas, como el uso de la inteligencia artificial, impresión de órganos en 3D, robótica, neurotecnologías, realidad virtual y otras con el fin de que ellos desarrollen un invento en colaboración con institutos y empresas japonesas.
Para ir la joven tampiqueña tenía que cubrir todos sus gastos: transporte, hospedaje, alimentos y pasajes durante seis meses, ya que las becas otorgadas por los programas eran limitadas y el proceso para obtenerlas consistía en entrevistas en inglés, exámenes de conocimientos y otros requisitos.
Por ello Hibeth solicitó apoyo económico al gobierno mexicano y luego al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). El primero contestó que "el dinero ya estaba destinado a ciertas áreas" y el segundo que "la solicitud debía ser con seis meses de anticipación, por la magnitud del proyecto".
La meta era reunir, antes del 27 de diciembre de 2019, 13 mil dólares (247 mil pesos mexicanos), que serían designados a la renta de un cuarto, comida y gastos personales. Aparte de esta suma, debía juntar alrededor de 62 mil pesos para los dos boletos de vuelo.
Hibeth vio su sueño desaparecer, pero buscó más opciones al motivarse del esfuerzo que sus padres hacen por ella todos los días. Cristina Grijalva y Francisco Torres son comerciantes que trabajan más de ocho horas "vendiendo de todo" y, sin ser suficiente, Francisco "se lanza a un puesto de carne a ganar más y así ayudarme a conseguir mi sueño", asegura la joven.
Ibeth decidió abrir una página web llamada Space Mission: Japan, en la que mediante un video cuenta su historia y por qué pedía apoyo para recaudar dinero. Además creó una cuenta en Instagram bajo el nombre de AstroHibet con la intención de copiar las cuentas de usuario de los integrantes de la NASA.
"Antes de abrir mi cuenta pensé que esa misma podría usarla cuando me convierta en astronauta. Ver a mis papás trabajar tan duro para que cumpla mis sueños me hace querer luchar como ellos", cuenta. Los internautas difundieron el caso de Hibeth en toda la República; sin embargo, nadie hacía donaciones y a un mes de llegar la fecha límite, no tenía para el vuelo de ida.
Mientras tanto la joven fue a una estación de radio del estado para divulgar más su historia; solicitó otras becas; acudió a empresas privadas, y organizó junto con su familia boteadas (recaudar dinero) en las playas y calles de Tampico. En poco tiempo los mexicanos comenzaron a hacer donaciones desde 10 hasta 40 pesos.
Pese todos sus esfuerzos la joven sólo reunió lo necesario para pagar dos programas: Japan Winter Aerospace Program y el Tokyo Metropolitan Research Internship Program, gracias a que la beca que obtuvo de la Tokyo University y con el dinero recaudado de la página, la cantidad a pagar disminuyó.
En estos proyectos la joven busca mejorar el giraescopio que elaboró hace dos años y desarrollar robots flotantes (tecnología que sirve como asistente de los astronautas dentro de las naves que vigilan que los satélites mantengan su posición). Los inventos que resulten de su estadía serán empleados en Japón en dos años y existe la posibilidad de traerlos a México.
Hibeth tuvo que desertar en el tercer programa, pese a que consiguió una beca de 50%, por falta de fondos. En este proyecto Emerging Future Technology Training Program, la joven iba a ser capacitada por expertos en ciencia para desarrollar tecnología avanzada como prótesis robóticas.
"No es hacer brazos y ya. Christian Peñaloza, creador del proyecto llamado AURA, hace uso de los sistemas neuronales de las personas para que puedan mover sus prótesis robóticas en paralelo con sus dos brazos y así hacer dos tareas a la vez", detalla.
La joven estima que si cada persona que interactuó con sus publicaciones hubiera donado 10 pesos, habría llegado a la meta. "No es la primera vez que me pasa. En verano quedé seleccionada para estudiar medicina en Houston, pero no asistí por falta de recursos".
La tampiqueña es consciente de que para cumplir sus sueños tiene que atravesar trayectos largos y duros, así que desea transmitir que con empeño las metas se pueden lograr paulatinamente y que sin importar lo que opinen otras personas siempre se debe luchar por lo que se quiere.
Desde pequeña todas sus decisiones las ha encaminado a convertirse en una astronauta. En la primaria y secundaria leía libros acerca de los planetas o astronomía, en la preparatoria veía documentales sobre las galaxias y comenzó a inspirarse en aquellas mujeres que trabajan en la ciencia. Más tarde le surgió una fascinación por la cultura japonesa, y con ello el deseo de estudiar allá. Sus compañeros se burlaban de su anhelo y arrancaban las estampas de ese país que ella pegaba en su pupitre. El acoso duró cuatro años hasta que a los 16 años Hibeth decidió cambiar de instituto.
"Sí me dolía, pero decía: 'Qué triste por ellos que no quieren descubrir cosas nuevas'. Irme fue una de las mejores decisiones que tomé, me llevó a donde estoy", narra orgullosa. Como resultado de estas experiencias quiere demostrar que cualquier joven, en particular las niñas, quienes son más discriminadas en el área de las ciencias, pueden realizar el trabajo que ella hace porque "todos empezamos sin saber nada. Si al final no te late, pues está bien, al menos lo intentaste", añade.
En una presentación aeroespacial en Japón a Hibeth se le negó el acceso mientras sus compañeros pasaron sin problemas. Tuvo que esperar hasta que un profesor explicó a los organizadores que ella era una invitada para entrar al evento. En suma, los asistentes la confundieron con un edecán en varias ocasiones. "Era invisible", comenta.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la igualdad entre hombres y mujeres es una de las maneras para lograr la sustentabilidad, sin embargo sólo 30% de los investigadores científicos son mujeres. No obstante, Dorothy Ruíz Martínez (ingeniera aeroespacial), Ali Guarneros Luna (ingeniera aeroespacial), Carmen Félix Chaidez (científica espacial), María Regina Apodaca (diseñadora de modelos) y muchas otras mexicanas destacan actualmente en la NASA. Datos de la UNESCO evidencian que sólo alrededor de 30% de todas las estudiantes escogen estudios superiores dentro del campo de la tecnología, ingeniería y matemáticas debido a que se enfretan a los prejuicios y estereotipos de género.
Buscadores de sueños
La joven considera que mientras en otros países los empresarios e instituciones de ciencia y tecnología están ansiosos de invitar a los jóvenes a estudiar en sus aulas, en México no hay dinero y el acceso a las becas es complicado. El académico en ingeniería del Tec y profesor de Hibeth, Cresencio Guendulain, explicó que las becas del Conacyt se enfocan más en las personas que ya terminaron su licenciatura y se deja de lado a los jóvenes que aún estudian y buscan obtener experiencias en el extranjero.
Por consecuencia, el talento queda desaprovechado y eso imposibilita que el país pueda desarrollar sus propios recursos. "El dinero destinado a la ciencia y tecnología disminuyó. Las becas se redujeron 50% y desaparecieron los programas con pasantías en empresas de ingeniería", detalla Ibeth.
El fundador de la empresa Mirai Innovation Lab en México, Christian Peñaloza, coincide en que la economía del país podría mejorar si el gobierno y las empresas invirtieran dinero para que los jóvenes hagan investigación en su propio país. De lo contrario, nunca habrá un progreso tecnológico.
El presupuesto total para ciencia, tecnología e innovación, se estima, pasó de 91 millones 390 mil pesos en 2019 a 98 millones 317 mil pesos para este 2020; sin embargo, la mayor cantidad de dinero será destinada a la Secretaría de Educación Pública (SEP) y no al Conacyt, con el fin de promover la ciencia en la en las primarias, pero no los proyectos de investigación.
En unos días, Hibeth viajará a Japón y espera seguir en contacto por sus redes sociales con los jóvenes que desean lograr tantas metas como ella. "Quiero mostrar que cualquiera puede aventurarse a este mundo sin temer a las fronteras, porque todos los mexicanos nos podemos comer el mundo si queremos", comenta Ibeth.



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