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Opinión Editorial


La navideña huella de carbono


Publicación:02-12-2019
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Llegó la recta final del año. Menos de 30 días nos separan del 2020, un año del que ya sabemos, será de severa austeridad y si en términos políticos hablamos, es la antesala de un electoral 2021.

Pero esa es otra historia. Diciembre está aquí y con él, como si el mundo se acabara, llega la época de la temporal bonanza económica, las compras necesarias o compulsivas, la ingesta indiscriminada de alimentos y bebidas, posadas, reuniones familiares, brindis de fin de año, la carne asada para reunirse con los amigos y un sinfín de etcéteras.

Diciembre es el pico de nuestra particular huella de carbono.

La huella de carbono es la que dejamos a nuestro paso en el planeta, es la cantidad de emisiones, de gases de efecto invernadero que como ser humano producimos al realizar nuestras actividades diarias.

Es así que la adquisición del árbol navideño, natural o artificial y el papel de envoltura representan un incremento en esta huella; además, se consume más energía eléctrica por el encendido del pino y ornamentos exteriores.

Esta huella de carbono es la compra desmedida de desechables para las reuniones y festividades; es la adquisición de pet, vidrio y aluminio convertido en botellas de los refrescos y bebidas que habremos de consumir en las reuniones de la época.

Las compras de último momento que se suelen representar desplazamientosde un lugar a otro para regresar al sitio inicial y volver a dar la vuelta a tiendas y establecimientos significaconsumo extra de combustibles ya sea en el auto particular o el transporte público.

Usted y yo hemos atestiguado lo complicado que resulta circular por el centro citadino durante las fiestas y lo que se sufre para entrar a un restaurante.

Al haber más circulante se adquieren más combustibles porque se siente bien andar con tanque lleno, tan bien como se siente y se disfrutanlos fuegos artificiales para despedir el año. Todo eso tan habitual en esta época del año hace más fuerte nuestra huella de carbono.

Esto no queda ahí. Un informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático destaca que son nuestros hábitos de consumo lo que incrementa la probabilidad del cambio climático.

No está mal festejar, comprar, celebrar, pero sí podemos coadyuvar para que sobreviva el planeta, el único que tenemos ¿cómo?  Haciendo válidas las infalibles 3 erres: reducir, reutilizar y reciclar.

Quizá un poco más caros, pero existen desechables hechos a base de papel reciclado, semillas y huesos de aguacate.

Organizando y planeando lo desplazamientos en los días de fiesta para quemar menos combustibles puede ser otra acción que le abone a la sostenibilidad.

Si no ha decidido cómo ambientará su hogar en estas fiestas, elija productos que pueda seguir utilizando y para que la cuesta de enero no le pegue duro en los recibos de sus servicios, sea mesurado en el encendido de luces.

Sea solidario con las personas de capacidades especiales, con los animales de compañía y con la calidad del aire que respiramos, dejando de “disfrutar” con pólvora.

Ámese un poco más, no abuse de la compra ni de la ingesta de comida y al momento de los regalos, reutilice el papel de la navidad pasada, desarrolle su ingenio para hacer envoltorios divertidos y sustentables.

Guarde el pet y el aluminio y con ello pague o abone a su predial en enero.

Cada pequeñita acción que usted, yo, y quienes nos rodean hagamos por nuestro entorno, por nuestra ciudad y país, es un respiro para el planeta.

Comentarios: nelly.cepedagzz@gmail.com



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