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Opinión Editorial


Tres puntos sobre inflación


Publicación:05-04-2023
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Ojalá la inflación fuera tan fácil de contener como apagar un coche

No escucho la conferencia mañanera del presidente. En temas económicos, como en todos, hay que distinguir entre el ruido y la realidad y en la mañanera hay más del primero. Sin embargo, vi un breve video de ayer del presidente hablando de inflación con el símil de un coche que avanza y se detiene. Algunas anotaciones.

Aquí una cita del presidente: "Es como cuando —siempre lo menciono— un carro se calienta y se opta, se decide apagarlo. Se calienta, es inflación, el calentamiento es inflación; entonces, se apaga el carro y ya no hay inflación, sí, nada más que ya no camina, ya no hay crecimiento. Y aquí lo que buscamos es haya crecimiento y que no se caliente el carro, no apagarlo."

Uno: En efecto, se dice que una economía se calienta cuando se está cerca de alcanzar la máxima capacidad para cubrir la demanda por bienes y servicios que hacen las personas, las empresas y el gobierno. Es decir, cuando para producir más se necesitaría ampliar la capacidad productiva porque simplemente con la capacidad que tienes ya no es posible. En ese caso, cualquier incremento en la demanda, como ya no se puede satisfacer, repercute en un incremento en precios.

Al inicio de este periodo inflacionario no se hicieron esperar las voces que argumentaban que era un fenómeno importado, que básicamente estaban subiendo los precios por la disrupción de las cadenas productivas —que afectaba la oferta de bienes y servicios— y que sería un episodio temporal. Creo que después de varios meses con ese argumento hoy se reconoce que hay disrupciones del lado de la demanda que están presionando los precios al alza.

En ese sentido, el alza de tasas de interés hace más caro el acceso al crédito enfriando, de alguna manera, la demanda por bienes y servicios. En algunas economías este mecanismo funciona de manera más efectiva que en otras dependiendo de la penetración financiera que exista.

Regresando al símil, no queremos apagar el coche, pero sí queremos que vaya más lento para disminuir los efectos nocivos de la inflación. La subida de tasas —podríamos decirlo así— es la forma de ralentizarlo.

Dos: A diferencia de los coches que se prenden y apagan con un switch o un botón, la inflación es un fenómeno que se gesta con el tiempo. Los incrementos en precios se dan de forma paulatina y en diferentes magnitudes, pero no son cambios de una sola vez, son movimientos sostenidos que distorsionan la conducta de los agentes económicos, entre ellos y fundamentalmente, las personas.

No podemos apagar el coche repentinamente porque eso implicaría una colisión con fines desafortunados. Tampoco podemos bajar la inflación con la rapidez que a veces nos gustaría. Los ciclos de picos y disminuciones inflacionarias toman alrededor de dos años y si consideramos que este es un fenómeno principalmente monetario, habrá que esperar a que la política de tasas de interés surta efecto.

Tres: Este apunte versa sobre lo mencionado del precio de la gasolina. El presidente señaló que dado el incremento en el precio del petróleo el año pasado se decidió que con "ese excedente se aplicara un subsidio para que no aumentara el precio de las gasolinas. Hicimos un balance, las cuentas y nos alcanzó el excedente para que no aumentara el precio de la gasolina, porque sabíamos que si aumentaba el precio de la gasolina iba a ir más alta la inflación."

Una precisión. No alcanzó el excedente. El costo para las finanzas públicas de ese "subsidio" fue de 128 mil millones de pesos.

Ojalá los fenómenos inflacionarios fueran tan fáciles de contener como apagar un coche. Desafortunadamente no lo son.



« Valeria Moy »